Majaderías

 Anterior               Siguiente
1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6




"El humor es a la literatura seria lo que el agua de Seltz al agua de Lozoya: el mismo líquido, pero adornado con unas burbujitas para que haga más mono".

-El mundo según Gutiérrez




 
Agujeros de torero


-Ayúdame con el traje de luces, Fermín.

-Maestro es mucha responsabilidá.

-Debes hacerlo, la gloria no espera.

-Como usted quiera ¿pero cómo le tapo los agujeros antes de ponerle el traje?

-Tienes el superglue y el algodón encima de la cómoda, entre las dos vírgenes. Coge buenos pedazos, no seas rácano como otras veces. El hueco del muslo como es más grande requerirá algo más duro y pesado.

-Podemos utilizar el tapón de la botella de champagne que se tomó anoche.

-Pero lávala a fondo y luego échale alcohol para desinfectarlo, que te conozco.

-Ay maestro, tanto sacrificio pa tan poco premio. Tié más cornás en el cuerpo que pelos mi parienta en sus santas partes.

-Por favor, no vuelvas a comparar mis gloriosos huecos con los pelos de tu mujer. Es una comparación extravagante, tu esposa va muy sobrada de vello tal como puede observarse por los muchos que le salen en el bigote. Además bien sabes que me debo a esto. A todo este arte y señorío que brindo cada tarde en las plazas de España y de medio mundo.

-Maestro, si me permite la sinceridá, a usté no le hacen bien sus nuevas amistades. Esos señorones, escritores o artistas, le palmean la espalda, dicen que le admiran, que es usté la salvación del toreo, pero venderían su alma al diablo si después de verle dejar las tripas en la plaza pudieran convertir su tragedia en arte.

-Cállate, deja de decir insensateces y sigue vistiéndome, pero ten más cuidado que se me abren las carnes.

-Maestro, tengo todo el cuidado posible, pero da penita ver esas llagas. Usted mismo dice que cuando se ducha parece la fuente de la Cibeles echando agua por todos los caños.

-También es culpa de mis amantes ocasionales. Tienen la manía de sobarme las cicatrices, se me abren y lo dejan todo perdío.

-Tome medidas maestro, el sexo no debe requerir tanto derrame. No olvide lo que costó colocarle el pin cuando le quisieron condecorar en su pueblo.

-Fue gracioso, si. ¿Te acuerdas cuando se me salió el hígado en el segundo toro de la primera corrida de la Feria de Abril? Hay que ver lo bien que reaccionó el público pidiéndome que saludara con él en vez de usar la montera. Luego, aunque fue una faena mediocre, me premiaron con una oreja.

¿Ves? la fiesta requiere sacrificio para alcanzar la gloria, pero cuando llega, ay cuando llega, bien merecen la pena unos agujeros. ¡Todo por la fiesta, Fermín!

-¡Todo por la fiesta, maestro!


Escenas de tauromaquia - Picasso




El genio de la lampara


Un hombre andaba por el paseo de Canovas de Cáceres cuando se encontró una lámpara. La recogió y la frotó hasta que apareció un genio. El genio dijo:

-"Vale, vale. Me has sacado de la lámpara, bla-bla, bla-bla... Pero esta es la cuarta vez que me sacan de la lámpara este mes y estoy hasta los huevos de vuestros puñeteros deseos así que olvídate de los tres deseos. Solo te concederé uno".

El hombre se sentó en un banco y pensó durante un rato.

Finalmente dijo: 

-"Siempre he querido ir a Nueva York, pero me da miedo el avión y en barco me mareo. ¿Podrías construirme un puente hasta Nueva York para que pueda ir en coche a visitarla?"

El genio rió ruidosamente y dijo, 

- "Eso es imposible. Piensa en la logística monumental necesaria para construirlo. ¿Y cómo conseguiremos construir los soportes hasta el fondo del Océano Atlántico, a 10 km. de profundidad?. Piensa en la cantidad de acero y cemento que serán necesarios. Estas hablando de un puente de 10.000 km. De largo. Y habría que poner gasolineras cada 100 km.. Piensa en las infraestructuras. Es imposible. Piensa en otro deseo, este no puede ser"

El hombre lo comprendió, se sentó de nuevo a meditar y buscó un deseo realmente bueno. Finalmente, el hombre dijo:

- "He estado casado y divorciado tres veces. Mis mujeres siempre han dicho que no me preocupo y que soy insensible. Así que deseo poder entender a las mujeres. Quiero saber como se sienten por dentro. Quiero saber que están pensando cuando me miran en silencio. Quiero saber porqué gritan y porqué lloran y que quieren realmente cuando dicen "No pasa nada". En realidad, lo que más quiero es saber como puedo hacerlas realmente felices."

El genio le mira sorprendido y le pregunta:

- "El puente ... ¿lo quieres de dos o de cuatro carriles?"






 Uno de indios

Los indios de una remota reserva preguntaron a su joven y nuevo Jefe:

-¿El próximo invierno será frío o apacible?

Dado que el jefe había sido educado en una sociedad moderna no conocía los viejos trucos indios.
Así que, cuando miró el cielo se vio incapaz de adivinar qué coño iba a suceder con el tiempo.
De cualquier manera, para no parecer dubitativo, respondió:

-El invierno será verdaderamente frío y los miembros de la tribu
deberían recoger leña para estar preparados.

No obstante, como también era un dirigente práctico, a los pocos días tuvo la idea de telefonear al Servicio Nacional de Meteorología.

-¿El próximo invierno será muy frío? – preguntó.

-Sí, parece que el próximo invierno será bastante frío – respondió el meteorólogo de guardia.

De modo que el jefe volvió con su gente y les dijo:

-Deberéis juntar todavía más leña para estar aún más preparados.

Una semana después el jefe llamó otra vez al Servicio de Meteorología y preguntó:

-¿Será un invierno muy frío?

-Sí -respondió el meteorólogo- va a ser un invierno muy frío.

Honestamente preocupado por su gente, el jefe volvió al campamento y
ordenó a sus hermanos que recogiesen toda la leña posible,
el invierno iba a ser verdaderamente crudo.
Dos semanas más tarde el jefe llamó nuevamente al Servicio Nacional de Meteorología:

-¿Están ustedes absolutamente seguros de que el próximo invierno será muy frío?

-Absolutamente, sin duda alguna – respondió el meteorólogo -
va a ser uno de los inviernos más fríos que se hayan conocido.

-¿Y cómo pueden estar ustedes tan seguros?

-Coño…., porque los indios están recogiendo leña como locos.








Obama y la Reina


El Air Force One llega al aeropuerto de Heathrow, el presidente Obama recibe una cálida recepción por parte de la Reina.

Ellos son conducidos en un Bentley 1934 hasta el borde del centro de Londres, donde cambian a un magnífico carruaje del siglo XVI enganchado a seis caballos blancos. Siguen en dirección al Palacio de Buckingham, saludando a los miles de británicos que animan el trayecto.

De pronto, el caballo de la parte trasera derecha, justo donde está la Reina, suelta el más fuerte y horrendo pedo del que se haya hecho mención en el Imperio Británico. El tufo es tan atroz que tanto el cochero, como los pasajeros del carruaje, deben utilizar pañuelos sobre sus narices.

Los dos dignatarios de Estado hacen lo posible por ignorar el incidente.

La reina se vuelve educadamente al presidente Obama y le dice:

-Señor Presidente, por favor, acepte mis disculpas … Estoy segura de que entiende que hay cosas que incluso una reina no puede controlar.

Obama, siempre tan amable, le responde:

-Oh Majestad… hasta que lo mencionó, pensé que había sido uno de los caballos.







Cuestión de iniciativa

Un granjero lleva su camioneta al pueblo y el mecánico le dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su granja, que no queda muy lejos.

De camino pasa por una ferretería, compra un cubo y un bote de pintura. Allí se encuentra con un amigo que le entrega dos gallinas y un ganso que le debía. Ahora el granjero se encuentra con un problema: cómo llevar todo a casa caminando.

Mientras piensa como lo iba a hacer, se le acerca caminando una señora madura y le pregunta como llegar a la granja de los González.

El granjero le dice que va en esa dirección y si no tuviera que llevar esa carga con gusto la acompañaría.

La señora le dice: "¿Por qué no pone la lata de pintura en el cubo? Lo llevas en una mano, se pone una gallina debajo de cada brazo y el ganso en la otra mano..."

El granjero sorprendido y agradecido, empieza a acompañar a la señora. En un momento le dice: "conozco un atajo que nos saca del camino principal, pero nos ahorramos mas de un kilómetro".

La señora lo mira con desconfianza y le responde: "Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me va a llevar por el medio del campo, me vas a poner contra un árbol y vas a abusar de mi?"

¡¡Pero señora!!
Aun cuando quisiera ¿cómo lo hago? Llevo un cubo, un bote de pintura, dos gallinas y un ganso.
¿Cómo hago para ponerle contra un árbol y abusar de usted?

A lo cual la señora le dice: "Pues pone el ganso en el suelo, lo cubre con el cubo, coloca el bote de pintura encima para que no escape..."

El caballero le responde: ¿y las gallinas?

¡¡LAS GALLINAS!!
¡¡TE LAS AGUANTO YO JODER, QUE NO TENÉIS INICIATIVA!!!!!!!



El campo, !oh el campo! ese lugar donde los pollos se pasean crudos . . .
 


La leyenda del conde que se extravió en el tiempo


Cuentan que un señor feudal
medieval o del Medioevo
(porque de las dos maneras
se dice y está correcto)
que es más bruto que una artesa
más cruel que el rey Don Pedro,
zoquete como el que más,
cafre como un sarraceno,
especialista en pegar
mojicones a sus siervos,
capones a sus criados,
latigazos a sus perros,
soplamocos a sus tíos,
patadas a sus abuelos,
bofetadas a sus primos
y escupitajos a aquellos
que no le tocaban nada,
fueran de allí o forasteros.
En fin: el hombre era un diablo
de los juanetes al pelo.

El caso es que sale al monte
a cazar un día de enero,
seguido de sus criados
sus azores y sus perros.
Pero el hombre se equivoca
donde bifurca un sendero
y pierde a la comitiva
que le seguía de lejos.
Está solo, caza un poco,
se baña en un arroyuelo,
se echa una siesta alargada
a la sombra de un abeto
y, cuando ya cae la tarde,
vuelve a su castillo, hambriento.

Halla la puerta cerrada.
Llama recio y, al momento,
le abre un monje capuchino
con pinta de ser portero.
«¿Qué queréis, buen caminante?»,
pregunta el monje. «¿Qué quiero?
Pues cenar. ¿Y quién sois vos?»
Replica el monje: «Primero
decid quién sois vos.» «Vos, antes.»
«No, vos.» «Vos.» «Vos.» «Vos.» Aquello
parece que no termina
y es todo un aburrimiento.
Dice el conde: «¿En mi castillo
qué hacéis, si puedo saberlo?»
«¿Qué castillo ni ocho cuartos
decís, ni qué niño muerto?
Hais de saber», dice el otro,
«que estáis en un monasterio.»
«¡No puede ser!» «¿Qué apostáis?»

El conde queda perplejo.
«Me extraña que no sepáis
dónde estáis», dice el portero,
«porque hace trescientos años
que el castillo y los terrenos
que lo circundan en círculo
son nuestros y sólo nuestros.»
«Trescientos años... ¡Recórcholis!»,
grita el conde, aún boquiabierto.

«Según cuenta la leyenda
un conde canalla y memo
era el dueño del castillo.
Pero un buen día de enero
se fue a cazar, no volvió
jamás y los herederos
vendieron las propiedades
por dos perras y se fueron.
Desde ese día, la orden
de San Rufo y San Josefo
es dueña del edificio,
de los campos y sus siervos
y hasta que haya un Mendizábal
pues lo seguiremos siendo.»

Tras escuchar el relato
el conde se queda lelo.
«Y, por cierto, ¿qué queríais?»
Y responde el conde: «Quiero...
pues meterme monje capu-
chino sin perder momento,
porque si no lo hago así
creo que esta noche no ceno.»








 El barón de Itararé

En la facultad de Medicina, el profesor se dirige a un alumno y le pregunta:

“¿Cuántos riñones tenemos?”

“¡Cuatro!”, responde el alumno.

“¿Cuatro?”, replica el profesor, arrogante, de esos que sienten placer en pisotear los errores de los alumnos.

“Traiga un fardo de pasto, pues tenemos un asno en la sala”, le ordena el profesor a su auxiliar.

“¡Y para mí un cafecito!”, replicó el alumno al auxiliar del maestro.

El profesor se enojó y expulsó al alumno de la sala. El alumno era, por cierto, el humorista Aparicio Torelly Aporelly (1895-1971), más conocido como el “Barón de Itararé”.

Al salir de la sala, todavía el alumno tuvo la audacia de corregir al furioso maestro:

“Usted me preguntó cuántos riñones ‘tenemos’. ‘Tenemos’ cuatro: dos míos y dos suyos. ‘Tenemos’ es una expresión usada para el plural. Que tenga un buen provecho y disfrute del pasto”.

 


 


Poné a Francella - El fotógrafo  |  Argentina (2002)




... Porque en una aldea
Un pobre mancebo
Hurtó un solo huevo
Al sol bambolea.
Y otro se pasea
Con cien mil delitos.
Cuando pitos, flautas.
Cuando flautas, pitos.
- Tola



 
“Cualquiera que sea capaz de mantener como constante el humor positivo y el sentido del humor no se romperá ni se vendrá abajo en las situaciones más críticas y se convertirá en una verdadera fortaleza humana”
-Bernabé Tierno


 Anterior               Siguiente
1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6

http://travesiatrv.blogspot.com.es



No hay comentarios: